"La llegada de Capello en 1999 me ilusionó pero el inconveniente fue que ya tenía problemas con la Roma, ya que desde el
primer año me dijeron que me buscara equipo y cuando lo encontraba
cambiaban de idea, porque no les interesaba venderme y que luego
triunfara. La presión para ellos hubiera sido muy grande" (César Gómez)