Hubo un tiempo en el que para jugar en el Valladolid uno tenía que contar con pasado en el Real Madrid. En verano de 2000, y luego de confirmarse la llegada del guardameta Albano Bizarri para reforzar un equipo que ya contaba con jugadores formados en la cantera del club blanco como José Luis Pérez Caminero, García Calvo, Alberto Marcos, Javier Torres Gómez y José Luis Santamaría, los de Pucela querían hacerse con los servicios de Fernando, José Manuel Meca, David Aganzo y Perica Ognjenovic.
